Los seguidores turcos que se dirigían al partido de cuartos de final de la Eurocopa contra los Países Bajos se vieron envueltos en una controversia debido a un gesto nacionalista que previamente se consideraba inapropiado. La policía de Berlín intervino cuando notaron a un gran número de aficionados haciendo este gesto, asociado con nacionalistas turcos y la organización Lobos Grises. La policía de Berlín detuvo la marcha de los seguidores turcos y les pidió que se abstuvieran de hacer el gesto, indicando que podría considerarse una manifestación política en lugar de una marcha futbolística.
La situación se vio exacerbada por la suspensión del defensor turco Merih Demiral por parte de la UEFA por dos partidos después de mostrar el mismo gesto durante un partido anterior. Esta decisión provocó un conflicto diplomático entre Turquía y Alemania, país anfitrión de la Euro 2024, avivando aún más la controversia en torno a los seguidores turcos. Tanto la Federación Turca de Fútbol como los funcionarios del gobierno condenaron la suspensión de Demiral, con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan alterando sus planes para asistir al partido de cuartos de final en apoyo al equipo.
A pesar de la prohibición y la controversia en curso, los «ultras» turcos alentaron a otros seguidores a hacer el mismo gesto durante el himno nacional antes del partido de cuartos de final contra los Países Bajos. La persistencia de este comportamiento indica una negativa a retroceder frente a las medidas regulatorias y la opinión pública.
En general, la actitud desafiante mostrada por los seguidores y funcionarios turcos con respecto al gesto nacionalista ha intensificado las tensiones y ha atraído una atención no deseada a los cuartos de final de la Eurocopa. El choque entre la expresión cultural, las declaraciones políticas y los eventos deportivos subraya la naturaleza compleja de las competiciones internacionales y los desafíos que plantean en términos de mantener el orden y proteger el respeto a todas las partes involucradas.
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