El sábado por la noche marcó un evento histórico en el mundo del boxeo, ya que Devin Haney y Ryan Garcia finalmente se enfrentaron en el ring en el Barclays Center de Brooklyn. A pesar de las probabilidades en su contra, Garcia, con un récord de 24-1, estaba decidido a demostrar a todos los incrédulos que estaban equivocados y posiblemente lograr una sorpresiva victoria contra el imbatido Haney con un récord de 31-0.
El camino hacia la pelea había sido nada menos que extraño, con Garcia pesando más de tres libras por encima del límite oficial en el pesaje. Al comenzar la pelea, García sorprendió a muchos al salir balanceando un rápido jab en el primer asalto. Para sorpresa de todos, García logró sacudir al ampliamente favorito Haney no una, sino tres veces en rápida sucesión. Aunque Haney logró resistir la tormenta y sobrevivir al asalto, estaba claro que García no debía ser subestimado. En los siguientes asaltos, Haney intentó recuperar el control utilizando su jab de manera efectiva, mientras que García se enfocó en moverse por el ring para evadir a su oponente y esperar el momento adecuado para golpear.
El sexto asalto resultó ser un punto de inflexión en la pelea, ya que García logró derribar a Haney, señalando un cambio en el momentum. A pesar de los valientes esfuerzos de Haney por mantenerse en la pelea, García continuó mostrando su dominio al derribarlo repetidamente en los asaltos siguientes. La multitud reaccionó con abucheos y asombro ante la inesperada actuación de García, culminando en una victoria por decisión mayoritaria para García en el juicio final.
En la entrevista posterior a la pelea, García no perdió tiempo en dirigirse a sus críticos e incrédulos, exclamando: «¡Vamos chicos, ¿de verdad pensaron que estaba loco? ¡Ustedes han perdido la cabeza!». Su victoria no solo solidificó su posición como una estrella en ascenso en el mundo del boxeo, sino que también sirvió como recordatorio de nunca subestimar al menos favorito. La resistencia, habilidad y determinación de García finalmente llevaron a su triunfo sobre el favorito Haney, mostrando la naturaleza impredecible del deporte y el potencial de resultados inesperados en el mundo del boxeo.
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