Durante un momento crucial en el juego del domingo entre los Yanquis de Nueva York y los Cerveceros de Milwaukee, el deslizamiento polémico de Aaron Judge en segunda base desencadenó un rally ganador para los Yanquis. El jefe de equipo Andy Fletcher más tarde reconoció que Judge debería haber sido llamado por interferencia. Con el marcador empatado en la sexta entrada, el deslizamiento de Judge provocó un intento fallido de doble play, permitiendo que los Yanquis anotaran siete carreras en esa entrada.
Después de revisar la jugada, Fletcher admitió que la llamada fue un error, afirmando que las acciones de Judge no eran una parte natural del deslizamiento y deberían haber sido consideradas como interferencia. A pesar de la controversia, la llamada no era revisable, dejando a los Cerveceros frustrados por la oportunidad perdida de terminar la entrada sin permitir que los Yanquis tomaran la delantera. Judge defendió su deslizamiento, afirmando que ha estado deslizando de la misma manera durante años y no tenía la intención de interferir con la jugada.
La falta de una llamada de interferencia tuvo un impacto significativo en el juego, ya que los Yanquis continuaron anotando siete carreras en la entrada después de la jugada crucial. Esto cambió el rumbo a favor de los Yanquis y finalmente condujo a su victoria por 15-5 sobre los Cerveceros. La llamada perdida dejó a los Cerveceros sintiéndose frustrados y en desventaja, ya que no pudieron recuperarse de la repentina inversión de eventos. A pesar de la admisión de la llamada perdida por parte de los árbitros, la controversia en torno al deslizamiento de Aaron Judge y la consecuente falta de llamada por interferencia planteó preguntas sobre la consistencia de la arbitraje en el béisbol.
El deslizamiento cuestionable de Aaron Judge y la controversia en torno a la llamada de interferencia agregaron un elemento de drama al juego entre los Yanquis y los Cerveceros. Mientras que Judge mantuvo su inocencia en el asunto, la llamada perdida por los árbitros cambió el impulso a favor de los Yanquis, destacando las complejidades de arbitrar en el béisbol profesional y el impacto de tales decisiones en el resultado de los juegos.
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