GLENDALE, Arizona – La embarcación de México se ha hundido. Navegando a través de las aguas turbulentas de la Copa América, El Tri y el entrenador Jaime «Jimmy» Lozano no lograron alcanzar la seguridad de la fase eliminatoria del torneo tras un desastroso abandono en la fase de grupos. Con cuatro puntos en la mano después del empate 0-0 del domingo con Ecuador, el equipo de la Concacaf cayó en la tercera posición del Grupo B, dejándolos sin un lugar en los cuartos de final.
De manera simbólica para El Tri, y el inminente despido de Lozano en la cubierta de su barco que pronto se hundiría, las temperaturas del domingo alcanzaron un sofocante 110 grados fuera del State Farm Stadium de Arizona, que finalmente se llenó con 62,565 asistentes. A diferencia del ambiente previo al partido en los juegos de México, que a menudo está lleno de banda, barbacoas y cerveza, las fiestas previas fueron limitadas debido al calor opresivo.
Con muchas personas escondiéndose a la sombra que poco los refrescaba, y otros entrando rápidamente al recinto con aire acondicionado, las celebraciones antes del partido se redujeron al mínimo debido a la abrumadora luz del sol. Como sucedió contra Venezuela, El Tri no hizo lo suficiente para capitalizar sus oportunidades en la última tercera parte del campo.
Lozano debería (y será) criticado por no guiar a su equipo hacia la victoria y por solo lograr un gol en más de 270 minutos de juego en la Copa, pero los jugadores también deben ser seriamente cuestionados. En un proyecto que apunta a construir hacia la Copa del Mundo de 2026 sin veteranos como Guillermo Ochoa, Hirving «Chucky» Lozano y Raúl Jiménez, ningún jugador pudo destacarse el domingo y convertirse en el nuevo revulsivo o rostro fresco que pueda llevar a México sobre sus hombros.
Lo que la Copa resalta es que el fracaso de El Tri este verano no es un error inesperado, es parte de un patrón de regresión que ha estado sucediendo en los últimos años. La salida temprana y desastrosa de México en la Copa no es impactante; es ahora la norma para un equipo que alguna vez soñó con convertirse en parte de la elite a escala global. Con Lozano aún al mando, el reloj está marcando hacia el World Cup.
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